miércoles, 16 de mayo de 2012

Reminiscencia: Al amanecer


El sol comenzó a ocultarse mientras seguíamos escuchando a Fernanda, me cansé de fingir que estudiaba y sin más me levanté dispuesta a salir de allí.
Escuché que alguien me llamaba, no supe quien era hasta que sentí que me jalaban de la muñeca haciéndome dar la vuelta.
-¿A dónde vas?- me preguntó Fernanda de manera autoritaria-Si tanto te molesta podemos hacer otra cosa.
-No es eso… no estoy a gusto aquí… -murmuré tratando de zafarme de su agarre-Me siento demasiado frustrada y no me están ayudando….
-Mira si tanto te molestamos pues vete de aquí… no necesitas soportarnos para no sentirte mal con nosotras…-argumentó soltándome de golpe y dándome la espalda.-Ve donde te sientas mas “feliz”-.

Una noche en la prepa, con un montón de compañeros cuchicheando y sin dejar de hablar o de tomarle fotos a las compañeras que están dormidas y mostrando parte de su cuerpo no es agradable. No pude ni conciliar parte del sueño que me aquejaba desde que me acosté en el piso, colocando mis pertenencias bajo mi mochila esperando que nadie me las hurtara.

En lo poco que pude dormir no hubo más que negrura y miles de escenas que ni yo recordaba. Era indescriptible, muchas de esas imágenes marcadas a fuego en mi cerebro eran de novelas de terror, de películas, de cosas sin sentido, todo  ello no hizo más que estragos en mi forma de pensar… hasta antes de que mi celular vibrara y sonara dentro de mi pantalón. Las 4:45 a.m. demasiado temprano para despertarme. Lo apagué y salí silenciosamente sin que alguien me escuchara. En mi trayecto a la puerta, no falto quien me dijera de madres por haberlos despertado con mi celular.

Una vez afuera, encendí el celular… nada de señal, como lo imaginaba. Así que busqué a Beth para ver donde se había quedado ella, ya que no éramos del mismo grupo. Siempre me preocupo por ella, incluso ahora que está lejos de donde yo me encuentro…

Era muy temprano y no había muchas personas en las jardineras del patio central, algunos estaban durmiendo plácidamente, acurrucados en parejas de diversa índole. Me aleje y tomé las escaleras más cercanas al salón, de puerta en puerta, la iba buscando para ver si se encontraba bien. No tarde mucho en buscarla, pues estaba dormida afuera de un salón de clases de los H’s. Mi primer impulso había sido el gritarle para levantarla, sin embargo me detuve para sentarme a su lado y dejar mis cosas a un costado del mío. Debió de percatarse de mí ya que su cuerpo se cayó lentamente en mi regazo, haciéndome imposible el moverme.

Cuando se despertó, a eso de las 7:00 a.m., me miro con sorpresa y se levanto con rapidez de mí.

Salí sin decir nada más cerrando la puerta tras de mi. Me sentía dolida por haber discutido con ella pero era muy tarde para cambiar el pasado, ahora el problema que tenía era donde iba a pasar la noche. Tal vez podría solucionar algo al día siguiente.
Me arrepentí al mirar hacia las jardineras, algunos estaban ya acomodados al aire libre, con sus amigos mientras que yo… no tenía a nadie más…era algo incoherente el querer encontrar un buen sitio donde dormir, más aún si ya había oscurecido.
Después de replanteármelo muchas veces decidí situarme en una de las columnas del mismo edificio. Me acomodé lo mejor que pude cubriéndome con la chamarra que con tanto empeño me obligaron a traer a la escuela aquella mañana y cerré los ojos esperando que pronto llegara el sueño….
“Dolor, miedo…debía de escapar, tenía que hacerlo… me arrastré como pude hacía un lugar en el cual podría considerar seguro, la vista comenzaba a nublárseme mientras sentí como la sangre brotaba de la herida que se encontraba en mi costado izquierdo. Ya no  había más que hacer; sólo esperar la muerte… No pude avanzar más, me encontraba sumamente agotada tras el esfuerzo, poco a poco el sufrimiento comenzó a desaparecer, sólo cerré los ojos dejándome llevar por aquella paz, sin importarme el lugar en el que todo terminaría…”
Abrí mis ojos aún adormilada, sentí que estaba apoyada en algo cálido y muy cómodo… mejor dicho en alguien…Me desperté totalmente y me incorporé rápidamente sintiendo que mi cabeza aún daba vueltas debido a lo rápido que la había movido;  avergonzada lo miré sonreírme como dándome los “buenos días”
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? Lo lamento, no sabía que estabas aquí…-me disculpé desviando la mirada.
-Tranquila, ya te dormiste ¿no? Mejor dime ¿qué haces afuera de un salón si se supone que estabas con tus amigas? o eso indago yo- me cuestionó levantándose con esfuerzo.
-Nada…- murmuré evadiendo la pregunta, no quería que se preocupara por mi pequeña pelea.- ¿No deberías estar en clase?- cambié el tema de pronto esperando que él no me sacara la verdad.
-No tengo clases, recuerda que es sábado-me recordó con una sonrisa desdeñosa.
-Y… ¿Por qué estás aquí?- pregunté mientras me acicalaba todo lo que podía el cabello, no me agradaba que él me viese toda despeinada.
-Pues no salí de la prepa y pues…-respondió sin entender lo que le había pedido.
-No, no… Ash, ósea, me refiero a aquí- aclaré señalando el lugar en donde habíamos estado sentados hace un momento.
-¿Qué no puedo buscarte?-cuestionó haciéndome desviar la mirada mientras me sonrojaba.
-Bueno… si…- no sabía que mas decirle, sólo que yo había hecho lo mismo por él. –Vamos a desayunar a la café ¿te parece?-
-Otra vez cambiando el tema… Está bien - aceptó sonriendo –Que me debes un café ¿no?-
-No es cierto, tú eres quien me lo debe, recuerda quien puso tu nombre en la tarea de química-le recordé altaneramente.
Seguíamos peleando aún después de que llegamos a la cafetería. Cada quien pago sus alimentos y nos sentamos en una de las mesitas de cemento que estaban a las orillas de la café. Esperamos nuestros alimentos durante una hora y media, tiempo en el que adoptamos otra posición. Dejamos de pelear para ahora cuestionarnos acerca de que era lo que en realidad pasaba.
-¿Tu crees que haya sido algo como lo de la epidemia?- preguntó mientras traía la bebida de cada uno de nosotros.
-No lo sé, recuerda que en ese entonces estábamos en la secundaria y que habían emitido alerta amarilla, nadie salía ni entraba de sus casas. Aquí es muy diferente la situación-le expliqué mientras calentaba mis manos con el café.
-Cierto, si fuera una epidemia nos hubieran mandado a “chupar faros” a la casa de cada quien y no a encerrarnos-argumentó después de tomar un sorbo de su chocolate.
-Lo que me preocupa aún más es no poder comunicarme con mi familia… -murmuré tomando un sorbo de mi bebida-Conociendo a mi padre… haría lo que fuese para saber cómo estoy…-recordé tratando de sonreír al pensar en lo sobreprotector que él era.
Terminé mi café y clavé mis ojos en los de Saúl tratando de leerle el pensamiento como siempre lo hacía. De esta manera evitaba que él tratara de leer los míos. Aún así pude notar lo mismo que yo sentía: preocupación, enojo, frustración…algo normal en una situación como en la que estábamos.
-¿Crees que sí abran la escuela mañana?-pregunté algo esperanzada-Espero que nos cuenten que ocurre aquí… aunque seguramente nos consideren demasiado inmaduros como para aclararnos todos los hechos…-
-No lo creo- le atajé rápidamente antes de que ella continuara y me desesperara –Es probable que no lo hagan, además, hoy iba a checar la entrada para ver cómo estaba la situación afuera, de seguro hay padres molesto esperando tener noticias sobre sus hijos. Por cierto ¿Hay movimiento en el edificio de iniciación?-
-¿Además de los niños que se quedaron como nosotros? No creo.- Dijo Beth entre sorbo y sorbo de café.
-Bueno, no me quedaré con los brazos cruzados. Iré por mi comida- y Saúl se alejo.
-Me pregunto- me dije una vez que estaba en la cafetería observando con ansías mi comida –Como es que consiguieron que todos estemos tranquilos y nadie, ni los fósiles o los del CGH se han movilizado, esto ya no es normal…-
-¡Apa!- Me gritó desde un lado una voz femenina algo turbada. Me giré y vi a Paola caminando rápidamente a donde yo me encontraba – ¡Apa! Préstame tu celular para hacer una llamada-
-Hola Paola, ¿cómo estás el día de hoy? Yo muy bien, gracias por preguntar…- le dije sarcásticamente. Su mirada cambio para enojarse y contestar a la ofensiva.
-¿Me lo vas a prestar o seguirás de grosero?- Le sonreí. –No, no sirve de todos modos. Llevo toda la noche peleándome con la puta señal y ni una mísera raya se digna a pararse, es lo malo de estar viejo ¿no?-.
-No tengo tiempo para tus pendejadas, mejor hazte a un lado. Por cierto ¿Has visto a Rafael? Llevo rato buscándolo para ver si me prestaba su celular-
-Este… se quedó afuera de la prepa. Quien sabe si haya caminado a su casa o este dando vueltas por las cercanías-…
Mientras él se alejaba, mi mirada se cruzó con la de Fernanda quien al parecer se dirigía hacia mí.
-Hola Beth… tal parece que encontraste compañía anoche…-comentó sarcásticamente.
-Mira Fer… lamento mi actitud anoche pero… de verdad no merezco tus reproches -le reclamé lentamente- Me encontré con él de casualidad…pero como sea… ¿no te has enterado de nada nuevo por tus amigos esta mañana?-le cuestioné cambiando el tema.
-Pues no mucho… aún no tengo señal… y por lo visto los adultos nos ignoran por completo…- murmuró mirando a Gaby acercarse a nosotras
-Gaby… ¿verdad que no hemos visto a los prefectos?- le preguntó a nuestra amiga.
-Si… tal parece que no les interesa lo que hacemos en la prepa sin vigilancia…- comentó feliz al verme platicar con Fernanda como si nada-O tal vez se están encargando de cuidar a los pequeños…
-Puede ser… pero… esto todavía se vuelve más sospechoso… - murmuré mirando hacia donde se encontraba Saúl.
Al parecer él se había dado cuenta de que estaba con Fernanda y por lo visto no quería molestarla, además de que parecía preocupado por lo que le estaba diciendo una de sus amigas… Paola creo que se llamaba.
Dirigí mi mirada a mis acompañantes quienes seguían hablando como si nada, al parecer enfocadas en encontrar a sus otros amigos, que seguramente se habrían quedado fuera de la prepa.
-… Seguramente fueron a mi casa… saben donde es- decía Fernanda cruzándose de brazos- Además mi mamá se quedó ayer con mi hermano.
- Pues no sé… como es César… me da pendiente…- murmuraba Gaby frunciendo los labios.
Me acerqué lo suficiente para ver que Beth tenía compañía a la que yo odiaba… Me aleje disimuladamente, ya después podría hablar con ella de nuevo.