El sol comenzó a ocultarse mientras seguíamos escuchando
a Fernanda, me cansé de fingir que estudiaba y sin más me levanté dispuesta a
salir de allí.
Escuché que alguien me llamaba, no supe quien era hasta
que sentí que me jalaban de la muñeca haciéndome dar la vuelta.
-¿A dónde vas?- me
preguntó Fernanda de manera autoritaria-Si
tanto te molesta podemos hacer otra cosa.
-No es eso… no
estoy a gusto aquí… -murmuré tratando de zafarme de su agarre-Me siento demasiado frustrada y no me están
ayudando….
-Mira si tanto te
molestamos pues vete de aquí… no necesitas soportarnos para no sentirte mal con
nosotras…-argumentó soltándome de golpe y dándome la espalda.-Ve donde te sientas mas “feliz”-.
Una noche en la prepa, con un montón de
compañeros cuchicheando y sin dejar de hablar o de tomarle fotos a las
compañeras que están dormidas y mostrando parte de su cuerpo no es agradable.
No pude ni conciliar parte del sueño que me aquejaba desde que me acosté en el
piso, colocando mis pertenencias bajo mi mochila esperando que nadie me las
hurtara.
En lo poco que pude dormir no hubo más que
negrura y miles de escenas que ni yo recordaba. Era indescriptible, muchas de
esas imágenes marcadas a fuego en mi cerebro eran de novelas de terror, de
películas, de cosas sin sentido, todo ello no hizo más que estragos en mi
forma de pensar… hasta antes de que mi celular vibrara y sonara dentro de mi
pantalón. Las 4:45 a.m. demasiado temprano para despertarme. Lo apagué y salí
silenciosamente sin que alguien me escuchara. En mi trayecto a la puerta, no
falto quien me dijera de madres por haberlos despertado con mi celular.
Una vez afuera, encendí el celular… nada de
señal, como lo imaginaba. Así que busqué a Beth para ver donde se había quedado
ella, ya que no éramos del mismo grupo. Siempre me preocupo por ella, incluso
ahora que está lejos de donde yo me encuentro…
Era muy temprano y no había muchas personas
en las jardineras del patio central, algunos estaban durmiendo plácidamente,
acurrucados en parejas de diversa índole. Me aleje y tomé las escaleras más cercanas
al salón, de puerta en puerta, la iba buscando para ver si se encontraba bien.
No tarde mucho en buscarla, pues estaba dormida afuera de un salón de clases de
los H’s. Mi primer impulso había sido el gritarle para levantarla, sin embargo
me detuve para sentarme a su lado y dejar mis cosas a un costado del mío. Debió
de percatarse de mí ya que su cuerpo se cayó lentamente en mi regazo,
haciéndome imposible el moverme.
Cuando se despertó, a eso de las 7:00 a.m.,
me miro con sorpresa y se levanto con rapidez de mí.
Salí sin decir nada más cerrando la puerta tras de mi. Me
sentía dolida por haber discutido con ella pero era muy tarde para cambiar el
pasado, ahora el problema que tenía era donde iba a pasar la noche. Tal vez
podría solucionar algo al día siguiente.
Me arrepentí al mirar hacia las jardineras, algunos
estaban ya acomodados al aire libre, con sus amigos mientras que yo… no tenía a
nadie más…era algo incoherente el querer encontrar un buen sitio donde dormir,
más aún si ya había oscurecido.
Después de replanteármelo muchas veces decidí situarme en
una de las columnas del mismo edificio. Me acomodé lo mejor que pude
cubriéndome con la chamarra que con tanto empeño me obligaron a traer a la
escuela aquella mañana y cerré los ojos esperando que pronto llegara el sueño….
“Dolor, miedo…debía
de escapar, tenía que hacerlo… me arrastré como pude hacía un lugar en el cual
podría considerar seguro, la vista comenzaba a nublárseme mientras sentí como
la sangre brotaba de la herida que se encontraba en mi costado izquierdo. Ya
no había más que hacer; sólo esperar la
muerte… No pude avanzar más, me encontraba sumamente agotada tras el esfuerzo,
poco a poco el sufrimiento comenzó a desaparecer, sólo cerré los ojos dejándome
llevar por aquella paz, sin importarme el lugar en el que todo terminaría…”
Abrí mis ojos aún adormilada, sentí que estaba apoyada en
algo cálido y muy cómodo… mejor dicho en alguien…Me desperté totalmente y me
incorporé rápidamente sintiendo que mi cabeza aún daba vueltas debido a lo
rápido que la había movido; avergonzada
lo miré sonreírme como dándome los “buenos días”
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? Lo lamento, no sabía
que estabas aquí…-me
disculpé desviando la mirada.
-Tranquila, ya te dormiste ¿no? Mejor dime
¿qué haces afuera de un salón si se supone que estabas con tus amigas? o eso
indago yo- me cuestionó levantándose con esfuerzo.
-Nada…- murmuré evadiendo la pregunta, no
quería que se preocupara por mi pequeña pelea.- ¿No deberías estar en clase?- cambié el tema de pronto esperando
que él no me sacara la verdad.
-No tengo clases, recuerda que es sábado-me
recordó con una sonrisa desdeñosa.
-Y… ¿Por qué estás aquí?- pregunté
mientras me acicalaba todo lo que podía el cabello, no me agradaba que él me
viese toda despeinada.
-Pues no salí de la prepa y pues…-respondió
sin entender lo que le había pedido.
-No, no… Ash, ósea, me refiero a aquí-
aclaré señalando el lugar en donde habíamos estado sentados hace un momento.
-¿Qué no puedo
buscarte?-cuestionó haciéndome desviar la mirada mientras me sonrojaba.
-Bueno… si…- no sabía que mas decirle,
sólo que yo había hecho lo mismo por él. –Vamos
a desayunar a la café ¿te parece?-
-Otra vez cambiando
el tema… Está bien - aceptó sonriendo –Que
me debes un café ¿no?-
-No es cierto, tú eres quien me lo debe,
recuerda quien puso tu nombre en la tarea de química-le recordé
altaneramente.
Seguíamos peleando aún después de que llegamos a la
cafetería. Cada quien pago sus alimentos y nos sentamos en una de las mesitas
de cemento que estaban a las orillas de la café. Esperamos nuestros alimentos
durante una hora y media, tiempo en el que adoptamos otra posición. Dejamos de
pelear para ahora cuestionarnos acerca de que era lo que en realidad pasaba.
-¿Tu crees que haya sido algo como lo de la
epidemia?- preguntó
mientras traía la bebida de cada uno de nosotros.
-No lo sé, recuerda que en ese entonces
estábamos en la secundaria y que habían emitido alerta amarilla, nadie salía ni
entraba de sus casas. Aquí es muy diferente la situación-le expliqué
mientras calentaba mis manos con el café.
-Cierto, si fuera una epidemia nos hubieran
mandado a “chupar faros” a la casa de cada quien y no a encerrarnos-argumentó
después de tomar un sorbo de su chocolate.
-Lo que me preocupa aún más es no poder
comunicarme con mi familia… -murmuré tomando un sorbo de mi bebida-Conociendo a mi padre… haría lo que fuese
para saber cómo estoy…-recordé tratando de sonreír al pensar en lo
sobreprotector que él era.
Terminé mi
café y clavé mis ojos en los de Saúl tratando de leerle el pensamiento como
siempre lo hacía. De esta manera evitaba que él tratara de leer los míos. Aún
así pude notar lo mismo que yo sentía: preocupación, enojo, frustración…algo
normal en una situación como en la que estábamos.
-¿Crees que sí abran la escuela mañana?-pregunté algo esperanzada-Espero que nos cuenten que ocurre aquí…
aunque seguramente nos consideren demasiado inmaduros como para aclararnos
todos los hechos…-
-No lo creo- le
atajé rápidamente antes de que ella continuara y me desesperara –Es probable que no lo hagan, además, hoy iba
a checar la entrada para ver cómo estaba la situación afuera, de seguro hay
padres molesto esperando tener noticias sobre sus hijos. Por cierto ¿Hay
movimiento en el edificio de iniciación?-
-¿Además de los niños que se quedaron como nosotros? No creo.- Dijo Beth entre sorbo y sorbo de café.
-Bueno, no me quedaré con los brazos
cruzados. Iré por mi comida- y Saúl se alejo.
-Me pregunto-
me dije una vez que estaba en la cafetería observando con ansías mi comida –Como es que consiguieron que todos estemos
tranquilos y nadie, ni los fósiles o los del CGH se han movilizado, esto ya no
es normal…-
-¡Apa!- Me gritó desde un lado una voz femenina algo turbada. Me
giré y vi a Paola caminando rápidamente a donde yo me encontraba – ¡Apa! Préstame tu celular para hacer una
llamada-
-Hola Paola, ¿cómo
estás el día de hoy? Yo muy bien, gracias por preguntar…- le dije
sarcásticamente. Su mirada cambio para enojarse y contestar a la ofensiva.
-¿Me lo vas a prestar o seguirás de grosero?- Le sonreí. –No, no sirve de todos
modos. Llevo toda la noche peleándome con la puta señal y ni una mísera raya se
digna a pararse, es lo malo de estar viejo ¿no?-.
-No tengo tiempo
para tus pendejadas, mejor hazte a un lado. Por cierto ¿Has visto a Rafael?
Llevo rato buscándolo para ver si me prestaba su celular-
-Este… se quedó
afuera de la prepa. Quien sabe si haya caminado a su casa o este dando vueltas
por las cercanías-…
Mientras él se
alejaba, mi mirada se cruzó con la de Fernanda quien al parecer se dirigía
hacia mí.
-Hola Beth… tal parece que encontraste
compañía anoche…-comentó sarcásticamente.
-Mira Fer… lamento mi actitud anoche pero… de
verdad no merezco tus reproches -le reclamé lentamente- Me encontré con él de casualidad…pero como sea…
¿no te has enterado de nada nuevo por tus amigos esta mañana?-le cuestioné cambiando
el tema.
-Pues no mucho… aún no tengo señal… y por lo
visto los adultos nos ignoran por completo…- murmuró mirando a Gaby
acercarse a nosotras
-Gaby… ¿verdad que no hemos visto a los
prefectos?- le preguntó a nuestra amiga.
-Si… tal parece que no les interesa lo que
hacemos en la prepa sin vigilancia…- comentó feliz al verme platicar con
Fernanda como si nada-O tal vez se están
encargando de cuidar a los pequeños…
-Puede ser… pero… esto todavía se vuelve más
sospechoso… - murmuré mirando hacia donde se encontraba Saúl.
Al parecer él
se había dado cuenta de que estaba con Fernanda y por lo visto no quería
molestarla, además de que parecía preocupado por lo que le estaba diciendo una
de sus amigas… Paola creo que se llamaba.
Dirigí mi
mirada a mis acompañantes quienes seguían hablando como si nada, al parecer
enfocadas en encontrar a sus otros amigos, que seguramente se habrían quedado
fuera de la prepa.
-… Seguramente fueron a mi casa… saben donde es- decía Fernanda cruzándose de brazos- Además mi mamá se quedó ayer con mi hermano.
- Pues no sé… como es César… me da pendiente…- murmuraba Gaby frunciendo los labios.
Me acerqué lo suficiente para ver que Beth tenía compañía
a la que yo odiaba… Me aleje disimuladamente, ya después podría hablar con ella
de nuevo.