sábado, 16 de junio de 2012

Lo que mal empieza...

Me percaté que Saúl se alejaba de allí y seguí hablando con mis amigas. De pronto llegó Atenas y sonriéndonos nos preguntó como estábamos y en que salón nos habíamos quedado.
Ella al parecer estaba con algunos amigos y se había preocupado por nosotras, después de tranquilizarla un poco. Fernanda y Gaby decidieron dar un paseo por la prepa principalmente las canchas por lo que dejaron que Atenas se quedara a solas conmigo.
-Y ¿Cómo estás tu?-le pregunté analizando sus expresiones.
-Bien… sólo algo extrañada de que todo por aquí esté tan… extraño-comentó mirando hacia las escaleras cercanas a nosotras.-Oye…. ¿Quieres pasear por los edificios? ya estoy algo aburrida.
-Pues… si vamos… así perdemos tiempo…-dije poniéndome de pie con un poco de ánimo.
Subimos por aquellas escaleras cercanas  llegando hasta el tercer piso, pasamos al sanitario para lavar nuestras manos y mojarnos un poco el cabello, al parecer no habían aseado el baño pues  los espejos estaban manchados y ningún cubículo estaba “presentable” Y no es que siempre estuviesen impecables pero por lo menos había uno sólo que era el más requerido por las chicas.
Salimos de allí y comenzamos a caminar por el pasillo; no era de sorprenderse que hubiese varias parejas en pleno apogeo… pero aún así había algo de decencia de lo que logramos escuchar en uno de los salones; al parecer algunos gemidos de placer lo cual nos hizo apresurarnos para salir de allí.
-Es pleno día… -murmuré mientras caminaba-Ya va siendo hora que vengan los prefectos o mínimo algún profesor de eta sección de salones…
-Pues si pero… lo profes están creo desayunando… y como no hay clases… no hay necesidad de venir al salón-me comentó Atenas sonriendo ante mi actitud.
-Es cierto… pero que inmoralidades… mejor vamos a las mesitas o algo sí…-le pedí mientras avanzaba.
De la nada apareció él subiendo las escaleras; sentí como me sonrojaba pues había chocado con él al tener la vista en el piso para evitar caerme, sentí sus manos sobre mis hombros para sostenerme y escuché una risita detrás de mí.
-Emm hola…-susurré tratando de controlarme-No sabía que te habías quedado en la prepa…
-De hecho si… me encontré con mi novia y… tu sabes…-comentó como si nada-Ok era mentira… me quedé en la Mediateca… ya sabes como amo los idiomas y tenía Francés…
-Aaaaa… este… que bien…-comenté cundo me soltó dándome espacio.
-Hola… Atenas ¿cierto?-comentó Ricardo subiendo el escalón que le faltaba.
-¿Cómo estas?-saludó ella sin importancia.
-Bueno chicas… me encantaría quedarme pero… me hablaron mis compañeros para un juego de botella… ¿No quieren ir?
-Este… de hecho queríamos dar una vuelta por la prepa…-le comenté sonriendo.
-Muy bien… entonces será otra vez…-dicho esto se acercó a besar mi mejilla y la de Atenas y se fue.
Caminamos sin decir nada hasta llegar  a los salones de psicología en donde estaban Fernanda, Keren y Gabriela por lo que nos acercamos a ellas. Perdí la noción del tiempo después de escuchar medio escuchar su platica sobre chicos y alguna fiestecilla que iban a hacer cundo todo esto concluyera mientras yo sacaba una libreta y comenzaba a dibujar. La luz fue disminuyendo dejando sentir la tarde llegar por lo que Keren decidió ir por algo para comer a lo cual Fernanda y Gaby la acompañaron, Atenas decidió quedarse conmigo y sólo pedimos agua. Ella estaba contándome algo sobre lo mucho que extrañaba a su familia y sobre todo a su hermoso gato pues se lamentaba que no pudo darle de comer en la mañana y estaba preocupada por quien se había apiadado de él.
Me aburrí de dibujar cosas sin sentido y solté un suspiro cerrando la libreta de golpe. En el instante en que veía a mi profesora de pintura caminar con una mirada de  preocupación en su rostro… Regresé  mi realidad… algo no estaba bien… y la mayor parte de lo alumnos se lo tomaban como un simple juego… era molesto que no se percataran de nada excepto de su satisfacción personal.

lunes, 11 de junio de 2012

Reminiscencia 6


Durante todo el día, no hubo mucho de importancia, el día estuvo impregnado de neblina durante gran parte de la mañana. Fue hasta como a eso de las doce del día, junto con algunos rayos del sol que se filtraban por entre las nubes, que se disipaba a ratos la neblina, no mucho, apenas lo suficiente para darle un aire onírico al día.
En cuanto dejé a Liz, intente encontrar un lugar donde hubiese silencio. La biblioteca estaba cerrada. Pregunté a la encargada que estaba en la entrada y solo me dijo que estaban inventariando el material, cosa que no me creí por ser fechas medias en el ciclo escolar, eso lo hacen cada tercio final del curso, no antes.
Decidí vagar por los lugares que nunca había recorrido. La sección de artes, el estacionamiento, las canchas, el gimnasio. Hasta ese momento, me di cuenta de lo cerrada que estaba mi visión de la prepa. En los dos años que llevo cursándola, nunca me había puesto a ver que más, aparte de los salones a los que me tocaba la clase, había. Encontré lugares para poder estar tranquilo sin que alguien se percatara de su existencia, lugares donde se socializa de verdad, mucho mejor que en las aulas, y cientos y cientos de impulsos que pueden desarrollar variadas mentalidades de las personas… Obviamente, sabiendo cómo sacar el potencial.
La mañana siguió a la tarde, con lentitud en el marcaje del tiempo. Las sombras que se dibujaban en el piso no ayudaban a uno a que se hiciera creer que los minutos eran fugaces. La noche, acostumbrada a desmadrugarse, venia llegando con lentitud para suplir a la luz del sol.
Hasta que de verdad se oscureció, redirigí mis pasos al salón en el que me había “hospedado”, no sin antes pasar a ver como estaba Liz. No me sorprendió encontrarla con una chica, creo que Athenas, hablando entre cuchicheos, porque ambas estaban muy juntas compartiendo mesa. Liz estaba dibujando, prestándole atención a su interlocutora y dejando explotar sus pensamientos en una hoja de papel. Estaba concentrada en ambas cosas… y estaba desesperada, lo logré ver por la mano que le temblaba y las veces en que tuvo que coger el borrador.
Me fui a mi salón… todos, y unos cuantos más, ya estaban dentro acurrucados y contando historias de diferentes vertientes. Era una cacofonía de bajos niveles sonoros, pero una cacofonía… dentro de poco subiría de volumen para que todos oyeran todo.
Como no tenia con quien estar, a todos los del grupo los odiaba, me caían mal por razones que, si las analizara, me serían absurdas, empero, siempre me han funcionado para no sociabilizar con muchas de las personas con las que simplemente no habría siquiera un vínculo amistoso. Aquella chica me parecía una idiota, siempre pesando en cómo se vería con el cabello de otro color; la que siempre se juntaba con ella, se vestía como una meretriz, solo le faltaba dar precios a los que se le acercaban; más a la derecha, dos tipos con un bote de spray para cabello y un encendedor esperando el momento oportuno para rociar un pizarrón con algún garabato y encenderlo; otro de allá, uno de los colados, que no paraba de interrumpir las conversaciones de los demás, aparentando ser gracioso, o simpático, pero no le funcionaba, todos lo “abrían” porque era simplemente molesto desde su presencia, incluso los profesores le prestaban atención nula.
Me fui quedando dormido mientras examinaba los rostros de cada uno de los compañeros… conforme avanzaba entre sus ojos y jetas, más y más me iba enojando, porque simplemente no me sentía parte de una serie de seres superfluos, ignotos, estúpidos e innecesarios…
Antes de verdaderamente quedar dormido, mi último pensamiento fue: Mueran todos ustedes, bestias asquerosas… mueran todas ustedes, pendejos, estúpidos, bazofia…
Me dormí con enojo y los puños apretados, como queriendo estrellar caras contra lo que se pudiera. Sonreí por la simple idea.