¿Habrá algún momento en el que el
infierno este ocupado por completo y las ánimas que no hayan alcanzado espacio
regresen a la tierra? En caso de que regresen ¿Qué apariencia tendrán en este
plano terrenal? Es acaso posible… no, estoy desvariando de nuevo, igual que
aquel día.
Llamarlo “mortal” es quedarse corto, es un adjetivo que no alcanza a denominar todas las sensaciones, los momentos que por la mente transcurren, los pensamientos, las hostilidades, todo simplemente queda grabado en la memoria.
¿Serán acaso estos recuerdos una medida para volver fuerte mentalidades débiles que alguna vez se preocupaban por, ahora, banalidades? Quizá, sea un juicio sumario creado por una entidad alejada de los ojos mortales… O sólo es un paralelo momento en el que nos hemos vuelto juguetes… Escúchame, cómo si las esperanzas ya hayan sido despedazadas… pero, si, es invariable el saber que estamos a salvo, que es un mal sueño, para nosotros.
Me parece como si ayer hubiese sido cuando todo comenzó, es difícil poner un inicio, marcar los sucesos que nos llevaron a la hecatombe que nos bordea. Pareciera esto ser el guión de una película de serie “B” todos los factores que la aclamarían como tal están presentes… Una historia sacada de quien sabe donde con una línea cronológica simple, superflua, acompañada por bajo presupuesto y seres completamente desconocidos para el mundo, vamos, esperemos no morir en las acciones que el destino nos depara para esta extraña e indómita cruzada.
¿Quién soy? Es una respuesta que tendría sus contrariedades, pero vayamos a lo arbitrario, a lo que haría que sea un ser reconocible para quien lea estas líneas llenas de amarguras mudas y sangrientas convalecencias. Me llamo… no creo que sea ya necesario tener un nombre, eso era en el pasado pero debo de llamarme de alguna forma, tal vez para darle algún sentido humanista a una intra-post-guerra. Saúl. Así era como la gente conocía a esta sombra. Para más exactitud, Saúl Aparicio.
Hasta hace unos días, la preparatoria era un lugar de sociabilización y centro de conocimiento para el que quisiera, claro está. Esa faceta le ha sido mermada con el paso de horas, días, semanas. Ahora es solo un derruido lugar lleno de adolescentes, unos cuantos adultos y una barda perimetral que protege, esperando que algún día se venga abajo… Pero, es aún muy pronto contar las penas que nos acongojan y ahorcan cada alba que secunda a la guadaña de la noche… ¡Por dios! ¿Hasta cuando se callaran los gemidos de los cuartos de la periferia? Se mezclan con los de las afueras, son como una cacofonía de sufrimiento, dolor… ¡Aún no estamos muertos! ¡Aún respiramos!...
¿A quién trato de engañar? Me he vuelto sonámbulo, las ojeras bajo mis ojos dan cuenta de ello. Las noches que uno pernocta esperando que todo acabe con un golpe. No es posible, desgraciadamente. Tengo, tenemos que continuar, es lo único que nos mantiene con vida en una ciudad de muertos, en la ciudad de los muertos.
Tengo que narrar los sucesos sucintamente, esperando no errar en la cronología de los mismos, no quisiera que algún dato pasara desapercibido, sólo quiero que la historia sea narrada y que nadie me crea loco, aunque la situación lo amerite.
Terminaba otro día más de clases. Normal como debía de ser… ¡Demonios, esta ocasión no podre contarlo! Ya ha oscurecido y la luz que entra por la ventana no es suficiente. Supongo que tendré que esperar, como hasta ahora lo hemos hecho… A su debido tiempo contare de ellos, más no es aún la ocasión, ni de empezar a contar una historia de tal magnitud, en la que el sino es la fuerza destructiva del ser humano. Sólo espero que este punto final sea simplemente el de un capítulo sin completar.
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