Una vez más, mi celular sonaba a las 6:45
a.m. hora en la que siempre me levantaba para directamente conectarme a
internet y jugar videojuegos… Y, de nuevo la mentadera de madre no se hizo
esperar. No me importo, llevaba más de media hora despierto, tan solo buscando
una excusa para salir del salón.
En cuanto estuve afuera, el frío aire de la
transición otoño-invierno me dio de lleno en el rostro. Mis pensamientos
divergían en diferentes direcciones. No había idea concreta por la que empezar…
-De nuevo temprano ¿eh?-
-Sí, tu deberías estar durmiendo, Paola-
-Si… debería, pero el proyecto de historia
no me deja dormir, espero que ya lo hayas acabado, recuerda que es para
mañana-.
-¿Realmente piensas que lo van a tener
nuestros compañeros?-
Suspiró y me contestó -¿De verdad crees que
le importa que estuviéramos dentro de la prepa todo el fin de semana? Sabes que
no, a él le importa poco ¿o tengo que recordarte cuando casi nos quita una
evaluación por culpa de los noviecitos del grupo?-…
Desgraciadamente, no puedo continuar
escribiendo. Sé que poco a poco, esto volverá a carecer de sentido, una locura,
inclusive a sabiendas de que trato de redactarlo conforme a los hechos cronológicos
que supongo que acontecieron de tal forma… No, no es posible mantener una
concordancia con lo que sucedió hace varios meses en la prepa y lo que paso
hace unos días en las afueras de mi hogar… o lo que queda. Tuve que deshacerme
de los cuerpos de mi familia. No sufrieron, durmieron mientras dormían,
intoxicados por monóxido de carbono. Mis padres y mi hermana tenían un color
rojizo hermoso, parecía como si se hubieran maquillado, la piel con una lividez
en el tono, sabían que estaba vivo… me dejaron unas cartas escritas a puño.
En resumen, la muerte cabalga entre los
restantes sobrevivientes, la vanguardia de cerca de miles de centurias de
civilizaciones. La muerte vaga con forma humana, con gusanos y parásitos
sepulcrales en el rostro, con ansías. La muerte, esta acechando con mayor
preponderancia entre nosotros. Sí, las personas mueren, pero nunca retornan. ¿Acaso
es este el juicio que alguna vez un libro de grandes ventas pero pocas lecturas
prometió?
Hasta los datos más certeros que en mi
cabeza se acogen, puedo mencionar que cada uno de nosotros –Paola, Rafael,
Victor, Liz- intentó regresar a con sus familias. Las comunicaciones se
cortaron hace tan sólo unos días, cuando aún caminaba desorientado por la
Zaragoza, llegando a la carretera de Texcoco. Unos más volvieron a la “zona
cero” intentando averiguar qué había ocurrido.
No puedo continuar con una narrativa tan
tranquila, sin esperar que a las afueras de la “mini-fortaleza” que se ha
vuelto mi hogar no haya aún gente que trate de sobrevivir y busqué un lugar
seguro. Tengo que volver a salir… esta no es más que un puesto de avanzada en
esta guerra contra los muertos.
Solamente rezo por qué, lo que sea que los está
convirtiendo, no los jerarquice y se vuelvan una potencia de mayor estridencia,
sería aún más catastrófico pensar en el hecho de que esas cosas puedan comenzar
a tener “rememorizaciones” de sus vidas pasadas. Un pomo, las escaleras,
botones de aparatejos tecnológicos, hay mucho al favor humano, y tan poco por
que vivir. Espero, que esto, no sea el final, solo un párrafo, ya no una
historia sin terminar, tan solo eso. Un fragmento.
Por lo pronto, “Requiescat in pace”
familia.
Julio
de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario